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Siempre que se acerca el día de las madres pensamos en nuestra madre, en lo que nos ha dado, siendo lo más importante el conducto hacia la vida, y todo su amor desde que éramos un bebito llorón demandante, un Niño travieso, hasta un adolescente exigente y juzgón —- mas en este día sea la edad que sea, recibimos todo su amor, y a veces, una licuadora que usaremos en nutrir a nuestra familia.

Sin embargo, poco se habla sobre el gran regalo que es SER MAMÁ y no para que nuestros hijos lo agradezcan, sino para agradecer nosotras a Dios ese enorme don.

Sea la edad que tengan tus hijos, lo bien o lo mal que te lleves con ellos, el ser mamá nos ha puesto al frente de llevar el timón en el principio de vida de nuestros hijos, saber cuando poner el ancla y finalmente un día aventarnos por la borda y dejarlos a cargo de su propia embarcación 🛳.

El regalo más maravilloso que la vida me ha dado son mis tres hijos, quienes me han concedido el rol de aprender y superarme por ellos, de no dejarme caer en cama, ni enferma, ni triste, y el placer de verlos sonreír con ocurrencias y travesuras que muchas veces me he tenido que aguantar la risa y “regañar”.

Me hubiera gustado conocerla antes de que me dejara dominar por ella. Un día lo supe y mi vida fue un cambio total. Yo tenía una tendencia a ser agresiva y a responder sin pensar y lo que sucede es que yo fui acuchillada al nacer. ¡Sí, así como lo lees! Al cirujano se le fue el bisturí cuando nací y me cortó en el muslo dejando varias puntadas, así mi experiencia al nacer fue de vida o muerte al ser lastimada y mi subconsciente reaccionaba así con cualquier contacto con la gente, este es un ejemplo de HUELLA DE NACIMIENTO.

Beneficios de conocer tu huella de nacimiento
Mi experiencia al conocer la solución fue mágica. Definitivamente al saber el por qué reaccionaba así me hizo ser más calmada y paciente con las cosas. Al comprenderlo, me dejé de enganchar con cosas ajenas y por fin logré vivir en paz.

¿Por qué me sucedió esto? Pues resulta que la huella de nacimiento es algo que viviste en la panza de mamá o al nacer que ¡TE MARCA PARA SIEMPRE! Freud y Otto Rank nos dicen en distintas publicaciones que el haber nacido de X o Y manera y la experiencia intrauterina nos va a hacer reaccionar ante las cosas de la vida de una manera u otra. En verdad, no puede ser que algo tan pequeño nos marque para siempre, pero así es.

Ay, ay, ay... a todos nos urge el regresar a la vida normal donde las rutinas positivas de espacios físicos de trabajo y escuela diferenciados, donde cada miembro de la familia generaba su propio desarrollo -su mini universo personal, dentro del sistema familiar- donde desde los más pequeños hasta los más adultos, salían de la cueva para vivir experiencias y regresar al grupo. ¡Han sido muchos meses ya! Y la noticia del regreso a clases presenciales-híbridas, o lo que cada quien entienda por eso, nos llenaron de esperanza.

Sin embargo, el día del regreso ha llegado y los problemas para hacerlo son variados y de diversos panoramas:

  1. Escuelas públicas vandalizadas, muchas de ellas han sido literalmente desmanteladas, hasta las tuberías se han robado, y por supuesto no pueden regresar en esas condiciones porque ni agua hay para las medidas de higiene necesarias -con o sin pandemia-.
  2. Escuelas estructutalmente semideterioradas, las cuáles no fueron vandalizadas pero requieren su "manita de gato" y al pedir los maestros apoyo a los padres para ir a limpiar o pintar, se niegan a cubrir las cuotas porque no tienen la capacidad ecónomica por la pandemia que ha mermado su ingreso.
  3. Escuelas privadas en condiciones buenas, donde el entorno físico está bien cuidado y listo para operar pero que encuentran las siguientes problemáticas:
    • Los padres no quieren mandar a sus hijos en un 46% de los casos por miedo al contagio.
    • Los maestros tienen doble desgaste al preparar clases presenciales y en línea lo que genera una situación de "burn out" grave en algunos casos y propicia la ansiedad.
    • Niños con miedo a regresar a socializar donde no saben qué pasará en la escuela y no tienen idea cómo volver a hacer amigos.
    • Recomendaciones de expertos de no exponer a los niños al contagio, mientras que otros hablan del daño emocional y educativo de no hacerlo.

El día de ayer escuche una entrevista que les realizaron a varios hombres respecto a las emociones experimentadas durante esta pandemia en el Facebook Live de Abuelitos Millennial. Algunos de ellos son padres y abuelos; trabajadores, emprendedores, empresarios, entre otras funciones que desempeñan; pero entre los roles más importantes que desempeñan es Ser Mejores Padres de Familia.

Admito que tenía interés en escucharlos, pues dentro de nuestra cultura mexicana no es común que los varones expresen sus emociones sin etiquetarlos socialmente con algún “alias”, y es raro que ellos lo expresen y menos en foros concurridos.

Al escucharlos me quede atónita de sus expresiones, porque todos ellos aceptaron las diferentes emociones que experimentaron durante la pandemia que inicio en marzo del 2020, donde experimentaron: coraje, estrés, incertidumbre, tristeza, pero la que más recurrente fue el miedo a diversas situaciones.


En plena contingencia, con poca o casi nula esperanza de retomar actividades de manera “normal” nos encontramos frente a un dilema que no hemos querido afrontar ni platicar como padres de familia, como profesionistas o cómo estudiantes.

Las clases, trabajos y otras actividades en línea se han vuelto el pan de cada día en nuestros hogares. Si tenemos una clase nos ponemos frente a una pantalla, si tenemos una reunión de trabajo, nos ponemos delante de una pantalla, si queremos participar en una actividad recreativa tiene que ser en línea y mediante una pantalla. Pero, ¿Qué sucede respecto a las recomendaciones en cuanto al uso de pantallas? ¿Han cambiado, se mantuvieron?

En años anteriores a la pandemia por COVID-19 la exposición a pantallas, la luz que emiten y las sensaciones que provocan en las personas eran temas que nos preocupaban, los expertos recomendaban evitar exponer a los niños a las pantallas ya que según la Enciclopedia Nacional de Medicina de los EEUU, estar demasiado tiempo frente a una pantalla puede hacer que sea más difícil para su hijo dormir en la noche, puede que desarrolle problemas de atención, ansiedad y depresión, también aumenta el riesgo de obesidad debido a que estar sentado y mirando una pantalla es tiempo que no se pasa estando físicamente activo.

Las computadoras y otros dispositivos electrónicos ayudan a los niños con sus tareas escolares, nos ayudan a trabajar desde casa, y a comunicarnos o sentirnos acompañados en este encierro. Pero navegar en Internet por horas, pasar demasiado tiempo en Facebook o mirar videos en YouTube durante largos periodos se considera tiempo de pantalla que no es sano, no importa la edad.

El ciberacoso es un riesgo al que estamos expuestos todos los que tenemos una cuenta de correo electrónico o en alguna red social. Sin embargo, hay un segmento de la población que se ha visto directamente afectado desde que vivimos en confinamiento, y son los estudiantes de todos los niveles quienes migraron sus clases a las aulas virtuales y desafortunadamente también migraron con ellos los comportamientos nocivos para la salud emocional de todos.

El acoso escolar no ha desaparecido durante la pandemia, simplemente se ha transformado y se ejerce por medios digitales. Las nuevas formas de intimidación minimizan a las personas, ahora desde su chat grupal de WhatsApp, su cuenta de correo electrónico o totalmente en vivo mediante Zoom, Meet o Classroom. Las agresiones van desde avergonzar en público y grabar para compartirlo en redes sociales hasta crear grupos privados de Facebook para burlarse de una persona.

Las consecuencias de este acoso son graves y no estamos brindando la importancia ni el seguimiento debido a este tipo de conductas. Ahora el sufrimiento que ocasionan estas acciones es de mayor impacto con el confinamiento y las necesidades afectivas, así como la falta de empatía y el poco énfasis en el desarrollo de las habilidades emocionales.

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