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¿A quién se le ocurriría jugar con algo que puede quitarte la vida a otra persona? Pues la respuesta automática sería: “a nadie, obvio nadie quiere ser asesino”…

Sin embargo, actualmente la conciencia de millones de niños niñas y jóvenes se encuentra condicionada por toda la serie de retos y hazañas de redes sociales y ciertos programas televisivos, donde algunos conductores, Youtubers y TikTokers, promueven el contenido “de pastelazo” donde toda falta de respeto es supuestamente es “una travesura sin importancia” y que llevan a millones de niños y jovenes en formación, a tomar grandes riesgos, que incluso pueden hacer que pierdan la vida como sucedió en este primer día de clases del ciclo escolar 2023-2024.

No se tú, pero yo ya me cansé, ya tuve suficiente, de ser una mujer “EMPODERADA”, “superwoman” y demás cosas que sólo me han llevado al límite del “burnout” -síndrome de agotamiento crónico- que en mi caso, casi me lleva a la muerte en dos ocasiones.

Yo, como muchas de ustedes, nací en la época del cambio, del comienzo del empoderamiento femenino aplicado a la vida, en la época donde se comenzaba a dejar de ver mal q una mujer tomara alcohol o incluso que saliera con sus amigas en la noche a divertirse o que no tuviera novio.

Ser parte de la primera generación después de siglos en vernos a las mujeres como un peligro, un objeto y una máquina de tener hijos, y cambiarlos a una nueva manera, aplicarlos de nueva manera y tener sueños y aspiraciones para lograr grandes puestos laborales rompiendo con el tabú de casarte máximo a los 25 es emocionante y una fuente de inmensa felicidad. Ver a muchísimas de mis amigas y primas que se casaron a partir de los 35 y algunas no se casaron y son felices, crea en nuestra generación X o Timbiriche (1970-1985) el rompimiento de ataduras de años y de la reinvención de lo que significa ser mujer. ¡Maravilloso!

Estamos a días de la navidad, los regalos, Santa, Los Reyes, la ilusión, la magia, las luces, las ilusiones, las caritas felices y todo lo que se vive en estas fechas… más es IMPORTANTE pensar antes de regalar.

¿Cómo? Sí, así como lo lees, no regales problemas, piensa antes de decir SÍ y hasta el Santa más barco y Los Reyes más consentidores, pueden decir que eso no está en sus listas y no lo pueden traer.

Te contaré un caso: un papá desesperado porque ningún juguete parecía gustarle a su hijo de nueve años, se decide porque ese año sí le traerían los Reyes la anhelada consola de videojuegos… así que tras ahorrar un año y con mucha ilusión, debajo del árbol esa navidad apareció con lucesitas en la madrugada ese Preciado aparato tecnológico que prometía horas y horas de diversión. El Niño emocionado profirió toda clase de agradecimientos y bendiciones a los reyes magos, al tiempo en que la instalaba en el televisor central. Su padre feliz, pues esa sonrisa era lo único que buscaba…

Después de una larga, larguísima vacación, este lunes, 36 millones de niñas y niños, más 2 millones de maestros aproximadamente, se reincorporan a las aulas.

Sin embargo, lo que es motivo de felicidad para algunos, para otros puede ser una gran ansiedad y miedo al tener que volver al lugar donde a diario desacreditan tus compañeros quien eres. “Gordito”, “pecoso”, “sangrona”… y muchas más etiquetas habrá que quitar y es misión de todos proponernos hacerlo en éste ciclo escolar.

Por ello, hay que comenzar a llamar las cosas por su nombre: bullying es bullying y broma es broma. Pero, ¿cómo saber la diferencia? Es sencillo, he diseñado la lista “las 100 cosas que son bullying”, para que no haga error y que de antemano al comenzar el ciclo a todos les quede claro qué no es correcto y qué no se permitirá.

Llegó a la sesión en una mezcla de tristeza, irritabilidad y enojo. Aparentaba escuchar, se movía todo el tiempo, se quejaba de que su mamá solo miraba el celular y no lo escuchaba, decía que los niños lo molestaban, incluso los que eran más pequeños que él, en casa todos le gritaban y era el culpable de todo…. No sabía qué hacer con esos sentimientos, no sabía qué hacer con su vida.

Poco a poco empezamos a hablar de lo que sentía y por qué? Su atención parecía detenerse a momentos para ver si aquello de lo que hablábamos daba la pista para entender el torbellino de emociones en el que vivía; al poco tiempo de prestar atención, se paraba de nuevo y daba vueltas por el espacio de trabajo que compartíamos, parecía doler demasiado como para enfrentarlo.

Comprendimos lo que es una consecuencia, él pensaba que era “el castigo” que los papás nos aplican por no “portarnos bien”, comprendimos que realmente es el efecto de lo que “yo hago, es el resultado de mis palabras y de mis acciones” y comprendió que las consecuencias pueden ser positivas o negativas pero sobre todo que cada uno de nosotros tenemos el control de ellas.

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