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Dicen que “años nones son de dones” y en el umbral de un nuevo año que se avecina con rapidez, considero de vital importancia tener la capacidad de enumerar nuestros aprendizajes a raíz de los retos que el 2020 nos puso de frente.

Precisamente la resiliencia de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos; y la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.

En dicho orden de ideas, una vez que la vida nos ha sacudido frente al aislamiento derivado del peligro de enfermar, donde nos hemos replanteado todas y cada una de las cosas de nuestra vida, es importante recapitular el efecto que este capullo obligado nos ha dado a cada uno de nosotros y me parece divertido analizarlo, de acuerdo a la generación a la que pertenecemos.

Imagen: @liek52 via Twenty20

Cuando dos o más personas comparten la vida cotidiana, es natural que surjan conflictos. La convivencia entre hermanos no es la excepción.

En la estrecha convivencia de los hermanos es muy frecuente la aparición de pleitos y desacuerdos.

La rivalidad y los celos entre hermanos también es un hecho normal al que hay que hacer frente con inteligencia, sensibilidad, cariño y buen humor.

El origen fundamental de la rivalidad entre los hermanos es la competencia por el afecto y la preferencia de los padres. Es común que todos los hermanos se sientan celosos y surjan los problemas.

En general los pleitos entre hermanos se originan por cuestiones aparentemente sin importancia. Un pleito entre ellos puede comenzar por no querer compartir los juguetes; por conseguir la mejor silla; por ser el último en bañarse; por escoger el programa de televisión; por la forma en que tratamos a cada uno; por los diferentes permisos que damos al hijo mayor y al más pequeño, o por las cosas que les compramos o no les compramos. Por el pastel, apagar las velas, la piñata, los amigos, o ser el centro de atención en el cumpleaños por ejemplo.

Dar por hecho que nuestros hijos son capaces de tomar decisiones y tener sus propias ideas, y que nuestra presencia se hace menos necesaria cada día, no es nada fácil. Darnos cuenta de que ahora que tenemos que enfrentar nuevos retos, puede desconcentrarnos y atemorizarnos nos hace más vulnerables.

Para nosotros, ver a nuestros hijos convertirse en personas independientes, puede ser muy inquietante. Tal vez ya no nos necesiten como antes; que se hayan vuelto huraños y se resistan a las expresiones de afecto, que hasta hace poco buscaban; que se aíslen mucho tiempo y dejen de platicarnos lo que hacen en el día a día de sus decisiones y lo que hacen.

Los padres necesitamos desarrollar la generosidad para hacernos a un lado y dejar que nuestros hijos lleguen a expresarse con una identidad propia y se hagan cargo poco a poco de su vida.

Tratar con los jóvenes es un gran reto, y sería mucho más fácil si los padres no estuviéramos experimentando también cambios profundos.

¡¿Sexting?! ¿Alguna vez te has preguntado a qué se refiere este término? En este artículo encontrarás información y referencias sobre los riesgos que este puede provocar.

El sexting es el envío de mensajes, videos, fotos eróticas y desnudos que normalmente se hace a través de redes sociales. Es una situación de riesgo, sobretodo cuando están involucrados menores de edad. Surge un nuevo término para este intercambio de imágenes; el pack, que ahora así lo llaman, se ha extendido específicamente entre los adolescentes como parte de una relación íntima, juego sexual, bromas e incluso una manera de seducir. Creen que por enviarlo a través del teléfono u otro dispositivo inteligente, es más seguro e íntimo.

El problema comienza cuando el primer receptor de estas imágenes reenvía este contenido sin autorización ni consentimiento de la persona que las envió en primer lugar. La problemática crece cuando se pierde el control, las imágenes han terminado en manos de terceros y a partir de ese momento se convierte en un asunto público. Los jóvenes no están conscientes de los riesgos que el mal uso de estas imágenes puede llegar a tener; en donde destaca el ciberbullying –o en español, ciberacoso— hacia la persona que las envío en primer lugar. Todo esto también provoca extorsiones y chantajes para no difundir las fotos y acaban siendo victimas también de sextorsión.

¿El encierro por la pandemia está convirtiendo en un caos tu vida?
Estos momentos vividos han sido demasiado complicados para todos.

Existe mucha carga emocional, angustia, desesperación, preocupación y situaciones límite para muchos que tienen seres queridos en momentos delicados...y si sumas a tu papel de madre, tener a los hijos en casa con clases virtuales y lo que significa: trabajo, dar de comer tres veces al día a la familia, tareas domésticas, entretener a los más pequeños, y manejar emociones adolescentes… ¡Estamos a prueba más que nunca!
Por eso te damos 9 tips que puedes seguir para conservar la calma:

Primero: Quítate el papel de súper mamá.
Hoy muchas mujeres dicen ser fuertes al ser pilar de su casa; pero por favor recuerda ante todo eres humana, y eso conlleva tener el mismo derecho a pasar momentos difíciles. La mayoría de la población está pasando por situaciones de ansiedad, miedo, sensación de ahogo… ¿por qué tú serías diferente?
Es natural sentir agobio pues el miedo y la ansiedad en este caso, están cumpliendo su función: nuestra supervivencia. Estamos viviendo una amenaza mundial real, y el cuerpo reacciona. La creencia de tener que ser fuerte, una piedra ante tus hijos, es errónea en estos momentos; por el contrario, ellos deben entender que a veces en la vida las cosas ocurren y pueden afectarnos.
¡No hay vidas perfectas! Eso no significa que llores como Magdalena por los rincones, se trata de mostrar control y vulnerabilidad natural en equilibrio.

Imagen: @maginnis via Twenty20

La depresión en adolescentes es más que sentirse triste durante unos días. Es un intenso sentimiento de desesperanza, tristeza, ira o frustración que dura mucho tiempo. Es una enfermedad médica muy grave que hace difícil tener una vida normal y realizar actividades habituales. Se presentan problemas de concentración al no tener motivación o energía.

Las estadísticas dicen que uno de cada cinco adolescentes sufre depresión en algún momento de esta etapa. Su hijo adolescente puede estar deprimido si se siente triste, melancólico, infeliz o abatido. Es un problema grave, más aun si estos sentimientos han tomado el control de la vida del joven. Puede hacerle difícil disfrutar de la vida incluso ya no participar en actividades que antes hacía con gusto.

Existen varios factores que pueden jugar un papel en la depresión, pueden ser genéticos o heredados que puede darse en familias, por falta de ciertas sustancias químicas en el cerebro, cambios hormonales, eventos traumáticos en la niñez ( abuso, acoso cibernético, bullying, golpes, traumas, muerte de un ser querido).

Esto puede ocurrir en cualquier etapa o edad; sin embargo por lo general comienza en la adolescencia o empezando la vida adulta. Hay ciertos adolescentes que están en mayor riesgo de sufrir depresión y son aquellos que tienen otras afecciones mentales como trastornos de la alimentación,cáncer, enfermedades del corazón, ansiedad y uso de alcohol y drogas.

También los antecedentes de enfermedades mentales, conflictos y familias disfuncionales, problemas con amigos y para socializar, déficit de atención y trastornos de aprendizaje, hiperactividad , traumas en la infancia, baja autoestima, poca capacidad de enfrentar situaciones así como lesbianismo y homosexualidad especialmente cuando sus familias los rechazan o no los apoyan.

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