Testimonio de una abuela millennial viviendo las clases en línea
En el pasado 2020, año de pandemia, cuando mi nieto de 5 años inició sus clases en línea, me acomedí a acompañarlo. Ha sido un aprendizaje para ambos, al inicio todo era nuevo, no sabíamos cómo acceder, de qué se trataba la plataforma, cómo enviar las fotos de las tareas realizadas, ni como abrir las de lectura. Poco a poco fuimos aprendiendo con base en ensayo y error.
Al principio mi nieto no quería participar porque entró a una escuela nueva y no conocía a ningún niño, pero poco a poco ha ido venciendo la vergüenza y participando. La longitud de 45 minutos de clase es muy larga para un niño de 5 años y empezaron los problemas de que no quería atender a la clase, de que no quería hacer las actividades, de que quería tener a sus peluches favoritos con él, o quería comer cuando no está permitido durante la clase.
Después de varios intentos por conciliar, en muchos de los cuales perdí la compostura y me puse a llorar, preguntándome. ¿Cómo hago? ¿Qué le digo? ¿Cómo logro que esté atento y haga sus tareas? Seguí intentando hablar con él para convencerlo que era importante participar y hacer las tareas.