Hartos de tanto rollo con las pantallas
En plena contingencia, con poca o casi nula esperanza de retomar actividades de manera “normal” nos encontramos frente a un dilema que no hemos querido afrontar ni platicar como padres de familia, como profesionistas o cómo estudiantes.
Las clases, trabajos y otras actividades en línea se han vuelto el pan de cada día en nuestros hogares. Si tenemos una clase nos ponemos frente a una pantalla, si tenemos una reunión de trabajo, nos ponemos delante de una pantalla, si queremos participar en una actividad recreativa tiene que ser en línea y mediante una pantalla. Pero, ¿Qué sucede respecto a las recomendaciones en cuanto al uso de pantallas? ¿Han cambiado, se mantuvieron?
En años anteriores a la pandemia por COVID-19 la exposición a pantallas, la luz que emiten y las sensaciones que provocan en las personas eran temas que nos preocupaban, los expertos recomendaban evitar exponer a los niños a las pantallas ya que según la Enciclopedia Nacional de Medicina de los EEUU, estar demasiado tiempo frente a una pantalla puede hacer que sea más difícil para su hijo dormir en la noche, puede que desarrolle problemas de atención, ansiedad y depresión, también aumenta el riesgo de obesidad debido a que estar sentado y mirando una pantalla es tiempo que no se pasa estando físicamente activo.
Las computadoras y otros dispositivos electrónicos ayudan a los niños con sus tareas escolares, nos ayudan a trabajar desde casa, y a comunicarnos o sentirnos acompañados en este encierro. Pero navegar en Internet por horas, pasar demasiado tiempo en Facebook o mirar videos en YouTube durante largos periodos se considera tiempo de pantalla que no es sano, no importa la edad.