fbpx

Blog

Artículos de tu interés

Estamos a punto de regresar a clases y ya algunas mamás ya tienen los chats saturados con comentarios enjuiciadores: “que si sí se les repartió lo que pidieron de despensa…” “que si dieron los 3 jabones y los 2 papeles de baño que mandaron para la maestra”, “que si hay capacitación docente”, “que por qué avisan a la mera hora”, todo en modo queja.

Así que se ve que la segunda mitad del ciclo escolar, viene con muchos retos para los maestros, donde la mayoría quieren hacer lo mejor de lo mejor, pero simplemente con tanto juicio y quejas a veces es imposible.

Para comprender lo que sucede, te quiero explicar que justamente que durante la pandemia se hizo un caldo de cultivo para volvernos adictos a la queja. Detente un momento a reflexionar en esos tiempos cómo en toda conversación con cualquier persona había preocupación, miedo y comentarips tipo: “¿alguien ya se enfermó? ¿algo ya pasó? ¿alguien murió? ¿qué va a pasar?” y así nos acostumbramos a dos años sistemáticamente de estarnos quejando y lamentando.

Así surge la adicción al drama que hoy juega en contra de la sociedad. Esta adicción, como existe adicción al trabajo, al alcohol, a las redes, también es real y esto sucede porque al haber queja y miedo se desata la adrenalina para protegernos y quizás huir. Es un instinto primitivo que nos lleva a que esta sustancia nos da extra fuerza, extra lucidez por su acaso lo necesitamos, y es precisamente esta sustancia, a la que nos volvemos adictos.

En el tema docente, luego tantas murmuraciones, tantos juicios, tantas descalificaciones por parte de algunos padres que alborotan a los demás, ellos son los más golpeados por esta adicción que aqueja a millones de personas. A este temor de alterar a los padres de familia, se suma que muchos alumnos hoy exageran las situaciones y esto aumenta el riesgo de ser difamados o puestos en tela de juicio.

Las exageraciones de los alumnos, en especial los más pequeños, parece que no son mentiras y se pueden minimizar. Sin embargo, ha crecido con una raíz de niños que exageran y que comienzan a mentir sobretodo en temas del trato de sus maestros, pues parece que en ocasiones los padres agradecen su confianza y de ahí se agarran.

Así que para el docente ¡qué miedo dar clases! y ¡qué miedo caer en la boca de algún niño exagerado!, donde por ejemplo le digas: “oye ¿ya terminaste? ¿ya te puedo recoger el cuaderno?”, y que llegue a su casa a contar: “la maestra me arrebató el cuaderno y me dijo gritando que si ya había terminado”… O que de repente digas: “¡oye termina tu lonch!” y que llegue el niño o la niña a decir: “¡no me dejaron comer en la escuela, la maestra me odia!”. En verdad que terror deben sentir a diaron los docentes con estas dos situaciones en medio de un sistema que descalifica sistemáticamente y es culpable hasta que se compruebe lo contrario.

Ojalá que este mensaje sirva a los padres de familia, para dejar de alimentar esos chats de crítica, esos chats de que lastiman, esos chats que exageran, esos chats que enjuician todo, porque recuerda:

  • Con la vara que midas serás medido,
  • y no sabemos qué día te tendrás que tragar tus palabras, por eso mejor se dulce con ellas.

Te invito a dignificar y reconocer a los docentes que bastante esfuerzo hacen todos los días y evita permitir que tus hijos lo exageren todo ¡Y que tú les creas! Este es un gran propósito de inicio de año.

 

BLOG COMMENTS POWERED BY DISQUS

Facebook

Síguenos en Instagram

ig lateral